¿Y cuánta frecuencia es “frecuentemente”? Según un estudio reciente de la Universidad de Harvard, los hombres que eyaculan 21 veces o más al mes podrían estar reduciendo en un 33% las posibilidades de evitar esta afección.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores encuestaron a 31.925 hombres mediante un cuestionario que les planteaba preguntas sobre la frecuencia con la que se masturbaban. El equipo de investigación realizó un seguimiento a los participantes que duró 18 años y registraron todos los casos de cáncer de próstata que surgían en ese periodo.
Se evaluó a todos los hombres en tres ocasiones: un año antes de realizar el cuestionario, una segunda vez cuando aún tenían entre 20 y 30 años y, finalmente, cuando tenían entre 40 y 50.
¿Las conclusiones? Cuanta mayor frecuencia de masturbación, menor posibilidad de desarrollar cáncer de próstata.
Ciertamente, no es el primer estudio que descubre que tener orgasmos con frecuencia ayuda a mantener sano el sistema reproductor, pero es el primero con resultados reales centrados exclusivamente en un sexo.
Pese a este estudio y otras investigaciones, los expertos aún no saben por qué los orgasmos son fundamentales para la salud. Multitud de médicos, incluido Ian Kerner, psicoterapeuta y consejero de sexualidad, piensan que la eyaculación podría servir para purgar toxinas y bacterias dañinas que, de no ser expulsadas, se acumularían en la próstata.
Pero la masturbación no es el único modo de purgarse, según señala Ian Kerner: “No supone ninguna diferencia eyacular mediante la masturbación o mediante el sexo, de modo que convertir el sexo en una prioridad también sirve, a todos los efectos”.
Además de la purga que se produce en la eyaculación, Ian Kerner explica que la masturbación tiene otros beneficios, ya que también es una vía para sentir placer y relajarse: “Es una forma de autocuidado. La masturbación es también un mecanismo de distracción sano y un modo natural de controlar la ansiedad”.
Evidentemente, masturbarse 21 veces al mes no te garantiza eludir el cáncer de próstata. Ian Kerner también recomienda una dieta basada en verduras y pescado rico en omega-3 y “consumir alimentos rojos como el tomate, rico en licopenos, y productos con soya, que contienen isoflavonas”. También aconseja someterse a revisiones médicas con frecuencia que incluyan exámenes de próstata e incorporar algo de ejercicio a la rutina.
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